viernes, 7 de marzo de 2014

UNA VISIÓN ENERGÉTICA DEL CONFLICTO DE UCRANIA

Xavier Cugat

[Salvo en la idea de que el petróleo se está agotando, con la que no estoy de acuerdo, el resto del análisis me parece brillante.]



Contrariamente a lo que se da a entender, mirando única y exclusivamente el factor energético, los intereses de la UE y de Rusia en Ucrania son exactamente los mismos. Más bien dicho, eran, porque realmente Ucrania ha perdido o está a punto de perder su posición estratégica en cuanto a suministros energéticos a Europa y, específicamente, en lo que al gas se refiere. Ucrania ya es un país que cuenta poco en la geopolítica energética y va a dejar de contar completamente en los próximos dos años.Como veremos a continuación, reciclar y poner encima de la mesa las mismas conclusiones del 2005 en cuanto a la importancia estratégica de Ucrania en el transporte del gas de Rusia a la UE hoy, es cometer un error de bulto.

Nuestra historia empieza en el año 1991. La URSS se desintegro totalmente. En ese momento se abrió un nuevo mercado para Rusia y para la UE. En los siguientes años muchos países pasarían a tener una dependencia total del gas ruso y otros de manera significativa. En el primer momento la única posibilidad de transportar por gasoductos el gas Ruso era a través de Ucrania y desde Ucrania a la República Eslovaca, de ahí a la República Checa, Alemania, Italia y Hungría.

Esto era una capacidad de transporte realmente baja y además, todo pasaba por un único camino aumentando los riesgos de suministro. Es por ello que ya desde el 1992 Rusia se planteo seriamente, no solo como evitar esto, sino además como aumentar la capacidad de suministro con Europa y, al mismo tiempo, que no pasase todo por Ucrania. Fruto de esta preocupación fue la puesta en marcha de el gasoducto Yamal/JAGAL, que iba directamente desde los campos de gas de Siberia, hasta Bielorrusia. Allí se dividía en dos. Por un lado una porción del gasoducto se dirigía a Polonia y Alemania y por otro lado entraba de nuevo en Ucrania y de ahí a a la República Eslovaca. Este gasoducto se puso en marcha en 1999.

Desde finales de 1990 tanto Rusia como la UE diseñaron diversos gasoductos destinados a disminuir los riesgos geopolíticos, pero estos proyectos no pasaron del papel y algunas presentaciones. Vendrían a ser los gasoductos “stream” todos ellos destinados a no pasar por Ucrania y Bielorrusia, países que se veían con gran preocupación por su inestabilidad. Es así que se proyecto el Blue Stream, para suministrar gas sin pasar por países con elevado riesgo geopolítico y suministrar a Turquía, Rumanía, Bulgaria y Grecia. El South Stream, para poder suministrar a los países anteriores, y además Italia, los países de la antigua Yugoslavia, llegando hasta Alemania y sin pasar por Turquía. Y finalmente el Nord Stream, para suministrar directamente a Alemania y de ahí a Holanda y Reino Unido.

Salvo el Blue Stream que ya se puso en marcha a medio gas en 2005, todo esto es posible que hubiera quedado en papel, sino hubiera sido por la primera crisis Ucrania – Rusia. Crisis hubieron desde la disgregación de la URSS, pero realmente seria fue la primera crisis de 2005. Como se ha dicho gran cantidad de gasoductos cruzan Ucrania en su camino hacia Europa. Inicialmente Rusia pagaba un 15% del gas que cruzaba Ucrania, luego renegoció esto para que fuera un pago concreto y no un porcentaje del gas y finalmente hubo la crisis ya que Ucrania no quería pagar el precio de mercado por el gas.

Hay que decir que en esto, como en casi todo en el tema energético, Rusia y la UE estuvieron de acuerdo. Rusia, obviamente, no quería subvencionar el gas a Ucrania, porque significaba perder dinero. Y a su vez la UE no quería que se subvencionase el gas a Ucrania, porque ello significaba una competitividad artificial de las empresas ucranianas al obtener la energía a un precio por debajo del que costaba en la UE.

En el 2005, como se ha dicho empezaron las crisis entre Rusia y Ucrania, lo que significo en muchas ocasiones que Ucrania cogía gas del gasoducto directamente, sin pagar. Lo cual provocaba que Rusia tuviera que desconectar el gasoducto hasta arreglar la situación. En 2010 se produjo la crisis más grave, y significó la interrupción del suministro durante varios días, pero para aquel entonces las horas de Ucrania como país estratégico en la distribución del gas ruso, estaban contadas.

Todos los proyectos posibles que daban el rodeo a Ucrania y Bielorrusia, el Nord Stream, el Blue Stream y el South ya estaban el marcha el 2010. El Blue Stream se puso en marcha en 2005 y operaba a toda potencia en 2010. El Nord Stream que conectaba directamente Rusia con Alemania por el lecho marino, se empezó a construir ese mismo año y entro a plena potencia el año pasado. Y el South Stream se empezó a construir a finales de 2012, esperándose su entrada en operación a finales del 2015.



De la primera crisis del gas Ucrania – Rusia en 2005 a hoy, la importancia estratégica de Ucrania ha cambiado radicalmente. Gracias a la puesta en marcha del Nord Stream, Ucrania ya no es necesaria para el suministro de gas al norte de Europa. Gracias al Blue Stream no lo es ya para Turquía, Grecia, Bulgaria y Rumanía. Con la puesta en marcha del South Stream en menos de dos años a Rusia le va dar igual lo que hagan Ucrania y Bielorrusia con los gasoductos que cruzan su territorio. Les puede cortar libremente el gas sin afectar al suministro europeo y al mismo tiempo ellos no pueden usar la llave de los gasoductos que cruzan su país para obtener ciertas concesiones de Rusia. Quizás por eso, la política de Rusia hacia estos países es posible que nos sea tan suave como era hasta ahora.

Los rusos no han dejado nada al azar. Sus reticencias con Ucrania después de las crisis anteriores son tan grandes, que incluso está planificado un pequeño gasoducto en Polonia, destinado a hacer de by-pass en un pequeño tramo que conecta el gasoducto Yamal con la República de Eslovaquia. Pero este estará en el 2020.

Los intereses de Rusia y la UE a este respecto son los mismos. Gas, al contrario que el petróleo, en estos momentos hay mucho. La UE puede comprar a otros países. Rusia quiere vender gas a la UE y para ello necesita ser un socio fiable, que no se dedique a jugar con el grifo ni ella, ni los países por los que pasa su gas. Y para ello, como hemos visto, ha trabajado duramente para evitarlo. La UE necesita una seguridad energética y por ello está también en contra de cualquiera que corte su suministro de golpe. En 2007 el 80% del gas ruso destinado a la UE pasaba por Ucrania. Hoy ya solo pasa el 35% y cuando se ponga en marcha South Stream en 2015 pasará menos del 10% por Ucrania. Un vuelco completo. Algo en lo que han estado de acuerdo Rusia y la UE.

El 66% del gas de Rusia va a la Unión Europea. Solo en una de las crisis con Ucrania, la de 2010, Rusia dejo de realizar ventas de gas por más de 800 millones de € a la Unión Europea. La economía rusa no se puede permitir dejar de vender gas a la Unión Europea. Y al mismo tiempo la economía de la Unión Europea no se puede permitir dejar de consumir el gas ruso. Es una relación de dependencia mutua. Al final las cosas han cambiado mucho, el panorama energético también y realmente hoy Ucrania, contrariamente lo que pasaba hace 4-5 años, ya no pinta nada en el panorama energético. Cuando analicemos el problema de Ucrania, para los que quieran hacerlo, ya puedemos eliminar el tema energía de las ecuaciones.